sábado, 21 de enero de 2017

LA POSTURA

LA POSTURA DE MEDITACIÓN

“…Cuando puedas, de verdad, sin ningún compromiso, pásate por casa. Te doy la dirección, el número y las llaves. Entra como si estuvieras en la tuya. Quiero que entres allí y que te sientas a gusto. Ponte cómodo y disfruta del lugar…”


Cuando decidimos realizar una práctica de meditación, nos planteamos cuál puede ser la posición correcta y la postura adecuada para la misma. Existen multitud de estilos y tradiciones meditativas, y cada una de ellas propone una posición y una postura. Podemos encontrarnos meditaciones dinámicas o meditaciones estáticas. En este caso planteamos algunas posiciones básicas para la meditación estática, en la que existen unos principios comunes.

Para encontrar una postura que sea propicia para realizar algún tipo de meditación deberemos seguir ciertos criterios básicos. En primer lugar deberemos encontrar una postura que nos resulte cómoda, que permita mantener una mínima tensión muscular, de tal forma que pueda permanecer el cuerpo inmóvil durante largos periodos de tiempo (entre 30 y 60 minutos). En segundo lugar deberemos adoptar una postura que permita y promueva sostener la atención sobre aquello sobre lo que se pretenda trabajar, sin que podamos llegar a dormirnos. De forma básica no existe ningún otro criterio que se deba tener en cuenta.

Teniendo en cuenta esto, nos encontramos con tres posiciones básicas para realizar una meditación, que son: sentado en el suelo, sentado sobre una silla o tumbado.


POSTURA SENTADO

Las posturas para meditar sentados están encaminadas a apoyar el trabajo de la mente realizando  un viaje al interior y liberando la consciencia sobre el cuerpo.

Existen diferentes formas de sentarse en el suelo para meditar, pero en este caso haremos referencia a una postura básica (sukhasana). Esta es una postura sencilla: piernas cruzadas (con una mínima tensión en las zonas de las caderas y las rodillas), manteniendo a la vez una posición erguida, (con una mínima tensión en la espalda baja) y evitando una redondez excesiva de las diferentes curvas naturales de la columna vertebral.

En esta posición debemos tener en cuenta lo siguiente: primero, alinear bien la columna. Esto
se consigue, por un lado, teniendo bien asentada la base de la columna, en la zona de las caderas. Para ello, es conveniente tener un cojín, un zafu, etc., que sea algo más alto por detrás que por delante, que nos permita eliminar las tensiones que se producen en esa zona por falta de costumbre o flexibilidad. Y segundo, una vez que la base está asentada, deberemos mantener la pelvis, la columna, la caja torácica y la cabeza alineada, lo que permitirá el fluir de la energía. Además deberemos no apoyar la espalda sobre ningún respaldo, de forma que se posibilite liberar los movimientos de la caja torácica y permitir una respiración más libre.


Patanjali nos dice: hagamos de nuestra postura algo cómodo y estable. Cuando podemos sentir comodidad sin sacrificar alineación, estamos en el camino correcto. Y cuando logramos una alineación completa sin sacrificar la comodidad, ya estamos ahí.


La posición de los brazos debe permitir que no existan tensiones en la zona de los hombros y del cuello. Para ello, las manos descansan sobre las piernas, o en la zona del bajo vientre, sin tensión en los dedos.

Las piernas estarán cruzadas de tal forma que no existan muchas tensiones y que permita tener los pies cómodamente apoyados en el suelo.






POSTURA SENTADO EN SILLA (o de dignidad)


Para aquellas personas que la posición de sentado en el suelo les suponga alguna dificultad, ya sea por la edad, por algún impedimento físico o simplemente que le resulte incómodo, existe la posibilidad de adoptar una postura sentado en una silla.
Aún así, es recomendable que la espalda adopte la misma posición que en la anterior postura, erguida y sin apoyarse, sobre el respaldo, ya que esto provoca curvaturas en la columna.
En este caso, las piernas deberán estar sin cruzarse, con una abertura no más ancha que la de nuestras caderas. Los pies deben situarse justo debajo de las rodillas y con la planta de los pies bien apoyadas en el suelo. Para ello será necesario que la silla no nos quede ni demasiado alta, ni demasiado baja.
La posición de las manos puede ser sobre los muslos o sobre el abdomen, juntas y con los dedos relajados.






POSICIÓN TUMBADA

Existe la posibilidad de realizar la meditación en posición tumbada. Para ello deberemos elegir una esterilla o colchoneta que no sea ni demasiado rígida ni demasiado blanda. En ambos casos podríamos encontrarnos con que el cuerpo responda en forma de tensiones o compensaciones que nos produzcan dolores.

En la posición de tumbados también deberemos intentar que la espalda se mantenga en una posición natural, que las curvas de la columna vertebral estén en su posición natural. Las piernas estiradas y relajadas, separadas a la anchura de las caderas. Los brazos en los laterales del cuerpo no muy separados del tronco, con las palmas de las manos hacia arriba.

En esta posición es posible que puedan aparecer ciertas molestias a nivel lumbar o cervical. Para evitarlas podremos colocar algunos elementos con cojines en la zona cervical o bajo las rodillas según las necesidades.