LA POSTURA DE MEDITACIÓN
“…Cuando puedas, de
verdad, sin ningún compromiso, pásate por casa. Te doy la dirección, el número
y las llaves. Entra como si estuvieras en la tuya.
Quiero que entres allí y que te sientas a gusto. Ponte cómodo y disfruta del
lugar…”
Cuando
decidimos realizar una práctica de meditación, nos planteamos cuál puede ser la posición correcta y la
postura adecuada para la misma. Existen multitud de estilos y tradiciones
meditativas, y cada una de ellas propone una posición y una postura. Podemos
encontrarnos meditaciones dinámicas o meditaciones estáticas. En este caso
planteamos algunas posiciones básicas para la meditación estática, en la que existen unos principios comunes.
Para
encontrar una postura que sea propicia para realizar algún tipo de meditación
deberemos seguir ciertos criterios básicos. En
primer lugar deberemos encontrar una postura que nos resulte cómoda, que
permita mantener una mínima tensión muscular, de tal forma que pueda permanecer el cuerpo inmóvil durante largos periodos
de tiempo (entre 30 y 60 minutos). En segundo lugar deberemos adoptar una
postura que permita y promueva sostener la
atención sobre aquello sobre lo que se pretenda trabajar, sin que podamos
llegar a dormirnos. De forma básica no existe ningún otro criterio que se deba
tener en cuenta.
Teniendo
en cuenta esto, nos encontramos con tres posiciones básicas para realizar una
meditación, que son: sentado en el suelo, sentado sobre una silla o tumbado.
POSTURA
SENTADO
Las
posturas para meditar sentados están encaminadas a apoyar el trabajo de la
mente realizando un viaje al interior y liberando la
consciencia sobre el cuerpo.
En esta posición debemos tener en cuenta lo siguiente:
primero, alinear bien la columna. Esto
La
posición de los brazos debe permitir que no existan tensiones en la zona de los
hombros y del cuello. Para ello, las manos descansan sobre las piernas, o en la
zona del bajo vientre, sin tensión en los dedos.
Las
piernas estarán cruzadas de tal forma que no existan muchas tensiones y que
permita tener los pies cómodamente apoyados en el suelo.
POSTURA SENTADO EN SILLA (o de dignidad)
Para aquellas personas que la posición de
sentado en el suelo les suponga alguna dificultad, ya sea por la edad, por
algún impedimento físico o simplemente que le resulte incómodo, existe la
posibilidad de adoptar una postura sentado en una silla.
Aún así, es recomendable que la espalda
adopte la misma posición que en la anterior postura, erguida y sin apoyarse,
sobre el respaldo, ya que esto provoca curvaturas en la columna.
En este caso, las piernas
deberán estar sin cruzarse, con una abertura no más ancha que la de nuestras
caderas. Los pies deben situarse justo debajo de las rodillas y con la planta de
los pies bien apoyadas en el suelo. Para ello será necesario que la silla no
nos quede ni demasiado alta, ni demasiado baja.

POSICIÓN TUMBADA
Existe la posibilidad de realizar la meditación en
posición tumbada. Para ello deberemos elegir una esterilla o colchoneta que no
sea ni demasiado rígida ni demasiado blanda. En ambos casos podríamos
encontrarnos con que el cuerpo responda en forma de tensiones o compensaciones
que nos produzcan dolores.
En
la posición de tumbados también deberemos intentar que la espalda se mantenga
en una posición natural, que las curvas de la columna vertebral estén en su
posición natural. Las piernas estiradas y relajadas, separadas a la anchura de
las caderas. Los brazos en los laterales del cuerpo no muy separados del
tronco, con las palmas de las manos hacia arriba.
En
esta posición es posible que puedan aparecer ciertas molestias a nivel lumbar o
cervical. Para evitarlas podremos colocar algunos elementos con cojines en la
zona cervical o bajo las rodillas según las necesidades.